domingo, 12 de febrero de 2012

Breve reseña de un viaje anterior: Bolivia


23 de Junio de 2009
En plena crisis mundial salimos hacia Bolivia y luego Perú. Sin saber  bien que destino nos tocara, nos fuimos igual. Un viaje que no sabiamos cuanto tiempo llevaria… al fin el día que tanto espere.
Tomamos un colectivo de compras que termino saliendo mas barato, fue un viaje de casi 12 horas y por poco nos volvemos ya que el micro se rompio a pocos km de Córdoba pero gracias a las influencias tiradas al universo, el micro arranco.
Estaba muy tranquila y segura de todo, sabia que iba a salir del país, que mi viaje se concretaria y tendría un amigo y compay de viaje con quien conpartir el camino, hasta donde dé., buenos o malos momentos. EL VIAJE YA HABIA SIDO CREADO.
El día 24 de junio pisamos tierra boliviana después de haber cruzado el río Bermejo en la frontera Argentina – Bolivia, sus rostros son fascinantes, sus ojos demasiados profundos desde el niño mas pequeño hasta el mas anciano.

Primer parada, buscar la visa… llegamos a la oficina de migraciones donde hacían unas preguntas muy graciosas: ¿Ha tenido o tiene la intencion de realizar un atentado terrorista? Si o No… tendría que ser un terrorista muy sincero… o muy boludo.
Desde Bermejo tomamos un bus a Tarija, uno bus muy incomodo por cierto, apretadísimo, gente, bolsos en el pasillo y hasta un loro muy simpático que viajaba con su dueña Catalina, tenia un rostro muy bello surcado de arrugas.
En medio del viaje conocí a Jonathan de 6 años que al parecer era de goma ya que desde muy pequeño tuvo caídas, golpes, rasguños, mordidas y aun así no me explicaba como seguía vivo.
Arribamos a Tarija  y decidimos quedarnos una noche allí ya que no teníamos bus a La Paz. Paramos en un hostal, caminamos varias cuadras con las mochilas… en mi caso sufrí mucho el dolor de espalda. A pesar del frío salimos a dar una vuelta y a tomar unos mates con galletitas y paté, sentados en la plaza principal, charlando y compartiendo. Brindamos con el Cabezón por su cumpleaños Nº 26, brindamos con galletitas…¡¡¡éramos tan pobres!!!
Todo en ese lugar me impactaba, bella ciudad, sus plazas su arquitectura y el mercado, frutas, colores, las mamitas en sus puestos, los comedores llenos, todo tan nuevo y agradable para mi.
Catalina
En medio de la caminata encontré otra mujer llamada Catalina, vendía plátanos y aunque al principio se resistió a que le sacara una foto, le compre dos plátanos a cambio de que me dejara retratarla…
Buscamos las mochilas, algunas frutas y nos tomamos el bus hacia La Paz, hacia las alturas, la noche iba cayendo, sobre nosotros ese manto oscuro con pequeñas perforaciones que dejaba pasar lucecitas muy brillantes, las estrellas, algo así dijo el Cabezón volacero…era un hermoso cielo para contemplar.
 ¡QUE VIAJEEE! … Terriblemente frío, incomodo y vomitivo. En la altura máxima el apunamiento nos pesco durmiendo… contuve las nauseas como pude, me faltaba el aire, hasta que logre llevar el ritmo de la respiración, creí que me moría… pero salimos de esa. Sin hacer referencia a la película de ovejas asesinas que nos hizo sangrar los tímpanos con el Beeeeeeee, Beeeeeeee ¡a todo volumen!
 Llegamos a la Paz, nos fuimos a EL CARRETERO, un hostel muy conocido y transitado por la mayoría de los mochileros. A pesar del dolor de cabeza y en todo el cuerpo salimos a pataperrear por el centro, calles matadoras en subida, no convenía olvidarse algo en el hostel porque es estado físico y pulmonar no daba en ese momento.

Me gusto mucho la ciudad de La Paz, sus calles, sus colores, la imagine de otro modo y en verdad me sorprendió.

En el hostel conocimos a 2 colombianos, Mafe (Maria Fernanda) y Santiago, dos amigos viajando como nosotros. Después de una cena tomamos un ron asqueroso llamado Boca Rica, un jarabe para la tos y nos fuimos dar unas vueltas por ahí con los colombianos y en busca de otro ron menos asqueroso antes de ir a un pub. ¡¡Mucho Ron!!

A pesar de conocer gente copada en el camino, son muchos cambios en dos días, lejos de casa, creo que me cayo la ficha que estaba un poco lejos y aun quedaba mucho por caminar, comencé a darme cuenta de algo, que me trajo angustia, el no poder salir de los limites que yo misma me marqué, me sentí encerrada en un mundo de rectitud, del deber ser y no el “SE LO QUE QUIERAS SER”, me costó entenderlo hasta ese momento. El viaje estaba comenzando a dar sus frutos.

Estuvimos solo 4 días en La Paz, conocimos a estos colombianos 3 chicos de Buenos Aires, a todos les preguntábamos por donde habían andado, ellos bajaban y nosotros subíamos, así es el camino. Mientras el transcurría nosotros, nos sentábamos en el patio del hostel a tejer macramé, tomar mates y charlar de la vida. Hacia mucho frío, la cena era casi siempre una sopa caliente, una noche en particular, donde no circulaba nadie por el hostel, nos reímos tanto hasta el hartazgo. Después de tanto esperar, la risa nos llevo hacia un viaje espectacular, muy buena energía se hizo presente, hasta que, alucinados por esa energía, nos dieron ganas de salir a ver las luces de la ciudad y salimos pero no llegamos ni a la esquina debido al congelamiento que sufrimos, no quedo otra que regresar a comer galletitas, paté y dormir!!
Viajar en Bolivia es muy gracioso, viajas apretado y cuando se les ocurren poner películas, te querés matar, no tanto por lo viejas que son o la traducción en gallego, sino por el volumen.

Sin embargo eso no es problema cuando los paisajes son únicos, Subiendo al Alto, me impacto la inmensidad de La Paz , las mujeres, los hombres y los niños que trabajan de sol a sol.
Llegamos al estrecho de Tiquina, debíamos cruzar en bote hasta el otro extremo y esperar el bus para hacer el ultimo tramo a Copacabana y una vez allí, atosigados por muchachos que nos ofrecían hospedaje baratísimo sin que hagamos ningún tipo de regateo, se peleaban entre ellos… y fuimos al que nos hizo mas descuento.
Tiramos las mochilas y nos fuimos al muelle del Lago Titicaca y hubo sensaciones a montones esa noche, después de ver ese cielo reflejado en el agua, exacerbar los sentidos y todo lo que nos producía el lugar…nos fuimos al mercado a comer unas truchas riquísimas, después de eso, caímos en la tentación de tomar un ron para aplacar el frío y no pudimos ser mas animales, nos tomamos una botella completa de Ron Boca Rica otra vez, sentados en el muelle, en el frío de la noche compartiendo cosas que te hacen pensar en todo lo que tenemos y querer compartirlo con la gente que tenemos lejos, toda esa riqueza que nos rodea, todo ese regalo que nos da la tierra, agradeciendo siempre, porque agradecer limpia el alma, tanto por lo bueno y por lo malo, por algo pasa y nos hace mas valientes y mas fuertes.
Esta bien que el estado etílico potenciaba todo pero fue genial poder compartirlo con un amigo como Juan. Mucha melancolía pero también demasiada carcajada esparcida por el aire, después de todo nos fuimos al hostel apuntalándonos como esos dos locos borrachos que caminan por el pueblo… porque ya nos caíamos del pedo...al menos yo.

Camino a Playas Blancas, Copacabana
Playas Blancas… cuando me senté en ese lugar me sentí realmente parte de la tierra, una porción adherida a ella, me sentí tan tranquila, en paz… miraba todo a mi al rededor un chico extranjero durmiendo una siesta sobre una especie de muelle pequeño, mas alejados de la costa, una gran familia de la zona preparando su comida ahí mismo, en la arena y las mujeres lavando la ropa en la orilla del lago.
Mientras hacíamos una sesión de reiki, vino uno de los jefes de aquella gran familia y nos brindo un plato de comida, ellos eran un montón, y hasta sumaron al chico que dormía en el muelle. Yo no lo podía creer, estábamos muy alejados de ellos y con toda su simpatía y amabilidad nos vino a traer un plato de comida, nadie vio el alma de esa gente como la vi en ese momento.

Partimos a Kasani, frontera con Perú, llegamos a migraciones, donde nos atendió un hombrecito que fue tan amable de darle a Juan solo 30 días de visado cuando por derecho, tenemos 90 días como turistas y si queríamos esos 90 días debíamos abonas la módica suma de 10 dolares..Queeé? por obra del destino llego un guía de turismo que increpo al hombrecito diciendo que el no podía utilizar los sellos del estado porque solo era el conserje de la oficina, mientras quien debía estar ahí estaba en un cuarto del fondo mirando tele. Di-vi-no!! Por suerte obtuvimos nuestros 90 días.
Salimos de ahí aliviados con nuestras mochilas y empezamos a caminar por la ruta hasta que llego a nosotros una combi con el hombre que nos salvo las papas, el Sr. Jorge Jiménez Herrera que  muy amablemente se ofreció a llevarnos a Puno para denunciar el hecho en la oficina de turismo, y ver si conseguía un bus que nos lleve a Cusco. Llegados a Puno nos invitó a comer y después de movilizar a todos hasta el presidente de la cámara de turismo, quien por poco nos hace ir gratis a Cusco en bus privado.
Don Jorge se paso con nosotros y ahí nos despedimos, para seguir el viaje hacia el ombligo, Cusquito, Peru.

INQUIETO

QUÉ SON ESTAS COSAS QUE SIENTO? SOY YO, ALGUIEN QUE LLEVO DENTRO ME ESTA PIDIENDO QUE NO ME QUEDE QUIETO MIENTRAS CREZCO...ME ESTÁ DICIENDO QUE PUEDO PONER EL TIEMPO DE MI LADO

Un momento en Lares


A veces dejamos correr las horas, esperando algo o como dicen muchos: “hacer tiempo”… cuando en realidad se deshace, se escurre entre las manos, ese suspiro agrietado de la espera, ese que exhalamos pensando que todo llega y pasa en su propio cauce, siendo solo una roca inerte en una orilla. 
Estoy a la orilla de un río, no se a que altura, entre las montañas de Lares, extrañando a mi gente, Extraño a mis viejos y aunque a veces muero por abrazarlos, verlos, amarlos… esta es la vida que elegí, sumergida en ese río, no soy esa roca, no es lo que me "toca" vivir, YO elijo, YO deseo, YO creo y vivo, algo bueno viene, algo mejor, las cosas grandes existen y están un paso hacia adelante.
Soy libre y como tal.... creé muchos caminos en mi vida, todo lo bueno, lo malo fue necesario para aprender y seguir con la frente bien alta, aunque a veces sienta soledad, me planto en otras tierras para conquistar, dejar los fantasmas atrás, vivir lo real, lo palpable y oír el coraÓon…
"Durante los viajes late mas fuerte el corazón" (Ruta 80, Jaime sin Tierra) 

Aunque el mundo se corrompe cada día un poco mas, estoy segura, la Pacha nos protege siempre. 
Hoy me quedo conmigo:

Vivir quiero conmigo, 
gozar quiero del bien que debo al cielo, 
a solas, sin testigo, 
libre de amor, de celo, 
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto"
Fray Luis de León

Breve reseña de un viaje anterior: Cusco.


PERU
CUSQUITO RICO


Felizmente, llegamos a Cusco el 2 de julio a las 4 a.m. Mi cumpleaños Nº 25 fue el renacimiento de mí ser. Amanecí en esta ciudad con una energía especial, que regalo!!
Mi flia peruana
Paramos en el primer lugar que encontramos, pero al despertar nos fuimos a un hostel muy accesible llamado Las orquídeas, allí nos atendió Dante, que luego de convertiría en un personaje y mi amigo en mi estadía allí. En el hostel me sentía en familia, conocí a Zoila, Giorgio y su hijo Jorgito, el es de Brasil, ella es peruana. Aprendí mucho conviviendo con ellos.

Los días eran iluminados y las noches llevaban fiesta, caminar por la plaza de armas requiere de paciencia cuando te atacan los promotores con free pass y las chicas repitiendo constantemente: massage, miss?, a los 3 días ya no se aguanta mas. Conocimos personas geniales, personajes hermosos y otros medios locos.
Conocimos a un ser lleno de luz, llamado Augusto que me marco con una frase final de despedida: “Vivir, solo cuesta vida”. Simple y profunda.

Doña Boni
Otro loco era Blas, un dominicano que dijo: “hay que sentir el placer de vivir, porque es hermoso, puedes no tener riquezas, pero si haces lo que te gusta te hace feliz, es suficiente”

Doña Boni era alguien muy especial, muy bella, siempre en frente de una iglesia vendiendo sus cosas en su sillita de rueda, nos recibía con una sonrisa.

Solo los chicos, tan solo los chicos…
Mi bella Janet y Oli
La Plaza de Armas era siempre un lugar bello para sentarse, veía pasar a los gringos, de todo mundo, los niños vendedores ambulantes siempre se acercaban a  tratar de vendernos o simplemente hablar y después vendernos sus productos. De varios me hice amiga sobre todo de Janet, cuando la conocimos, estábamos en el limbo, comiendo pan con dulce de leche, pero después de contarnos su historia nos bajo de hondazo, una historia dura que no supimos si creer o no, de todas formas, verdad o mentira, el resultado era triste. Si era cierto, era muuuy triste y si era discurso armado, es triste que obliguen a un niño a mentir para obtener dinero desde la lastima. La primera vez, la invitamos a comer algo, aunque nos quedamos atragantados con nada… y al despedirnos, nos abrazo tan fuerte y tan sincera  me dijo: Gracias amiga. Y me beso. Caminamos hacia el hostel casi sin hablar.
Juan, Elio y yo
A veces éramos un imán para los niños, sobre todo cuando nos poníamos a tejer en la plaza, se venían todos. Un días había como 8 niños pululando encima nuestro, jaja pero bellos. Curiosos ellos, estaba Janet, Norma me agarraba el cabello y mi trenza, Rosemary revolvía las semillas queriendo ayudarme, Robert enloquecía con un encendedor que no andaba, llego Bana con “El pulguita” de 3 años que nos enamoro completamente, con su sombrerito y una sandalias con medias en unos piesitos diminutos, andaba con los dedos llenos de títeres que me los acercaba a la boca para que les diera un beso y luego venderlos con una carita de gato de shrek diciendo: “un solcito”. Nos compró con la ternura. Sin olvidar a Elio, un nene de 10 años que lustra zapatos y lo conocimos en otra plaza cuando intentamos vender artesanías., Elio termino comprándonos una pulsera, daba cosita vendérsela pero también creímos que era una satisfacción para el darse un gusto, mientras yo le hice una y se la regale, se fue feliz.
Ah, por cierto, cuando uno les dice que somos argentinos, recitan una especie de “lección”: Argentina, capital es Buenos Aires, la presidenta (la innombrable), le dicen la pingüino porque al esposo le dicen pingüina, comida típica el asado, empanadas y dulce de leche…jajaja!!


SAN PEDRO o WACHUMA.


20 de julio de 2009. Día clave en mi vida. Nos levantamos muy temprano en la mañana para salir hacia el Templo de la Luna y tomar San Pedro. Elegimos un bosque de eucaliptos para iniciar el viaje, aunque tenia unos nervios terribles decidí confiar.
Lo mezclamos con te de coca, pero aun asi es lo mas asqueroso y amargo que probé en mi vida, me recosté en la tierra y observe el movimiento de los árboles, parecía que conversaban entre ellos,  aun no teníamos ningún efecto.
Yo tosía con un asco y ganas de vomitar, pero no pasaba nada, ya casi había pasado una hora. Juan estaba en una loma o roca gigante, yo andaba por ahí tosiendo, sin efecto alguno, la tos ya eran arcadas, me estaba asustando, decidí sentarme en la gramilla, entre unos árboles, ya estaba retorcida en el suelo tosiendo, hasta que me liberé, si, si, vomité. Cuando levante la mirada, se me cambio el canal totalmente, todo en la naturaleza cobro vida, tenia dos arboles a cada lado protegiéndome, me recosté a mirar el cielo y las nubes mutaban en formas espectaculares, todo era muy rápido como un documental de Nacional Geographic en cámara rápida. Apareció Juan desde la altura, para llegar había que trepar y antes de eso pasar por una cueva llena de grietas y me pare en la entrada como si fuera un templo, todo tenía vida, todo tenia un rostro diferente, permitiéndome el paso, siempre pidiendo permiso y dando las gracias. Respeto hacia la tierra. Subí a la cima, me recosté entre una piedras, eran como una cuna, al ver las nubes era una explosión en el cielo, el cambio de matices sobre la tierra al salir y esconderse el sol, era la postal perfecta… comencé a temblar como una hoja, era una electricidad constante, todo tan intenso y sin miedo a nada. La tierra marcaba el sendero al caminar, me llevaba a donde ella quería, entre ruinas, árboles, rocas… me acosté en un bosque y esa fue una experiencia muy fuerte, ver pasar los rayos del sol entre las ramas y no tuve otra opción que regar la tierra con mis propias lagrimas, fluían como río, a modo de ofrenda, la tierra me estaba acunando, una madre superior: PACHAMAMA. Nuestra madre al fin. Una comunión con la naturaleza, mística y casi orgásmica, yo no podía dejar ese bosque yo me sentía uno mas de ellos, cuando lo abandone me sentí aislada, deseando volver, deseando pertenecer a ellos.
El olfato se agudiza, sentir la hierba y cada aroma de la tierra es algo que no se puede explicar, y así haciendo un camino, nos fuimos yendo del lugar, sin decir una palabra cada cual en su viaje, pero al abandonar las ruinas, miramos los dos hacia atrás, como despidiendonos del lugar, de todo aquello que nos estaba observando a nosotros y se que una parte mia se quedo. A medida que nos alejabamos yo no podia contener el llanto. Ese lugar me marco para siempre porque, lo que sucedió entre la tierra y yo fue mi amor incondicional hacia ella. Y asi prometi volver.
A medida que nos alejabamos, ibamos ingresando en la civilización, senti temor de los humanos, los vi como bichos raros, yo no me sentia humana sino otra parte de la naturaleza… de a poco me fui adaptando, cuando comenzamos a bajar por una calle muy empinada, donde escuchamos el ensayo de una banda, tocando el bolero “Besame mucho”, en una version jazz. Todo tenia un sabor especial ante los sentidos.
 De repente viento y tormenta, luces de ciudad y mucha gente.
Al final de la noche terminamos en el bar, donde tocaba la banda que conocimos en el camino, tomando te con canela, escuchando buena musica  y terminando un viaje de mas de 10 hs. (desde ahí, tome té con canela todos los días) 


LA NOCHE EN EL OMBLIGO

Mis compa del 7 en Halloewen
Con varios dias en el Ombligo, empece a conocer la noche… consegui laburo en un bar muy conocido de San Blas, el 7 Angelitos. Alli estaba Walter, el jefe, su novia Emi, Toño, el barman, Javi, el chef y Tammy, mi compañera de trabajo. Entre justo e, plena fiesta patria, se llenaba de gente, de todas partes, la locura de los happy hours, los mejores mojitos y las bandas que noche a noche tocaban sus temas. Inolvidable el “Phuru y la banda sin nombre”, el chato Cesar y su carisma en el escenario, y todos los demas grupos que hacian vibrar a la gente




Miguel y Jose Ignacio, de Lima, clientes fijos del  7 Angelitos



Carlos, Javi Tamy y el Colo atrás
7 angelitos

Fiestas patrias en el 7.



Al finalizar la noche, con Tammy, Javi y algun cliente que se prendia en la caravana siempre bajabamos a la Plaza de Armas a seguir tomando chelas en el Ukukus o a comer a las mamitas de la calle Saphi… hasta el amanecer.n medio de todo eso llego Olivia, mi compañera de viaje canina, motivo por el cual me terminaron echando del 7 Angelitos, todo fue un mal entendido y fui echada como una mentirosa.
Con mis amigos Lucio y Juanjo de La Mamacha

Milenko

Equipo de la barra suterranea
Estuve una semana sin laburo recorriendo, cada bar y lugar posible, en la calle me cruzaba con clientes del bar que preguntaban a cerca de mi ausencia en el 7 y se ofrecian  a pasarme datos de trabajo con mucha buena onda, haste que un dia me lo crucel al Chato Cesar quien me presento con el dueño de Roots o en ese momento LA MAMACHA, y al otro fui a laburar…eran todos hombres, pero buenas gente, Lucio, Juanjo, Holger y el loco de Milenio… acosador romantico por naturaleza, pero tooodo un caballero. 
Cuanta gente que paso por ahí, cuantos amigos! pero yo extrañana trabajar con Tammy!
Cuando la cosa no fue buena, me quede desocupada otra vez… visite el 7 Angelitos, las cosas fueron aclaradas de las dos partes, y fui para ver a mi amiga… a los poquitos dias me volvieron a llamar. Fue duro, pero no importaba, yo estaba ahí con Tammy.



LA SONRISA DE TAMMY

Mi adorada Tammy, amiga hasta el final del viaje, buena compañera en el trabajo, siempre sonriendo y expresando todo con sus ojos celestes.
Si por algo llego a mi vida esta persona tan bella, le agradezco al camino. Ella no sabe todo lo que me enseño y significo para mi… algo tan fuerte que llevo tatuada la letra de ella con una frase que me dijo en el viaje a Calca y me marco, antes de volver a Argentina, cuando fui a despedirme de ella le pedi que escribiera en hebreo esa frase: “Agua que corre tranquila, penetra profundo en la tierra”. Ya es casi parte de mi sangre.

  

Cusco